domingo, 8 de febrero de 2015

Yo soy yo.

  Yo soy yo, el que está frente al papel en blanco y piensa con qué llenarlo, con tantas cosas que surjan de la mente, que muchos consideran patrañas; otros tantos, mediocres, y muy pocos, luminosas.

  Yo soy yo, al que toman por iluso, cuyo trabajo vale cuatro duros y dura cinco minutos. La valía de mis manos, la valía de mi mente nunca caerá en un banco, será juzgada por la ignorancia, oscurecida por ciegos que miran más su bolsillo que la idea del tiempo transcurrido.

  Manuscritos perdidos en cajones olvidados, bocetos encerrados en libretas polvorientas, fotografías prendidas de ojos ciegos, hebras perdidas en el hilo del tiempo...


  Yo soy yo, el que no sabe ni sabrá cómo funciona el mundo.


lunes, 26 de enero de 2015

Miranda

  De pequeña, Miranda tenía una visión del mundo muy distinta de como la tuvo años después, cuando, ya adulta, estaba hastiada de la vida. En su infancia, siempre creyó que las estrellas, aquellas tan bonitas, en realidad eran las almas de todas aquellas mascotas que murieron o desaparecieron en extrañas circunstancias. Esta creencia se perdió en la memoria del recuerdo escondido, hasta que un día, volviendo a casa ya de madrugada, miró al cielo y se dio cuenta de que aquellas no eran más que frías observadoras en la distancia que no desprendían más calor en el corazón que aquel que llegase de sus cuerpos a miles de años luz.

  También, de pequeña, Miranda creía que el tiempo pasaba más lento, quizá se detenía, si uno se quedaba demasiado tiempo mirando las nubes. Por eso pensaba que el anciano que todas las mañanas, sentado a su puerta, observaba el cielo, y que allí continuaba a su vuelta de la escuela, se había quedado prendado en el tiempo, como las estatuas de los parques, y que tarde o temprano alguien lo llevaría con sus compañeros junto a los rosales. Hasta que, años después, cuando aquel anciano murió y el coche fúnebre se lo llevó, esta vez sí, con sus auténticos compañeros, ella calló en la cuenta de que el tiempo pasa igual para todos y en todo momento, que las estatuas no son más que piedra bien presentada y que las personas no serían más que huesos y polvo. 

  En su niñez, Miranda tenía la creencia de que los besos, aquellos tan apasionados que se veían en las películas y en alguna esquina de enamorados, eran soplos de aire que las personas se daban en el corazón; porque el corazón necesita de un impulso de aire para seguir funcionando. Y esto siguió creyendo, hasta que un día se lo hicieron añicos y se dio cuenta de que los besos pueden ser la mentira más grande que se haya creado, y que el corazón sigue latiendo, insensible a las punzadas en el pecho y a las heridas en el alma. 

  En su regresión, postrada ante una taza de café, se dijo que tal vez todas aquellas ilusiones fueran, a fin de cuentas, la esperanza de los primeros años, cuando todo brilla con más luz, cuando todo parece más grande y más inmenso de lo que en realidad es.

  Postrada ante la taza de café, Miranda lloró las lágrimas de la incredulidad, dejando que se evaporasen en el calor de la piel. En su interior surgió la flor de la niñez y dejó que la pequeña Miranda ocupase el hueco que tiempo atrás había quedado vacío dentro de sí. Pensó que la tierra estaba llena de ilusos y esperanzados, que veían en el mundo una verdad que quedaba oculta a los ojos de aquellos que habían crecido demasiado. 

  Y entonces eligió la ilusión de una esperanzada verdad. 

sábado, 27 de septiembre de 2014

Discurso Emma Watson.


De este vídeo, lo único que puedo decir es que lo veáis. Y digo lo único, porque poco más se puede abarcar de lo que ya dice sin entrar en una espiral de repetición. Seguramente estaréis hasta las narices de ver este vídeo dar vueltas por la red, pero también estoy segura de que muchos sólo saben de él de oídas, por terceras opiniones (lo que dicen los telediarios, la prensa, o de lo que menganito opine de él en su blog, twitter o Facebook), así que aquí lo dejo, para invitar a aquel que pase por aquí de casualidad (que es como llegáis a parar por aquí la mayoría) y aún no lo haya oído.
Por último, deciros que si no lo habéis hecho porque “es que sólo es Hermione Granger”, recordarles que más que prestarle atención a quién lo dice, hay que hacerlo a lo que dice. 



martes, 26 de agosto de 2014

Soy mujer, tengo un blog, y no es de moda. Jódete, expectativa. (Madrugadas)

  Son las dos de la madrugada, no puedo dormir, y un post en Facebook me ha hecho ponerme "teclas" a la obra. Bueno, en realidad la publicación en la red social sólo ha hecho que salte a la piscina, porque de este tema hacía tiempo que ya estaba pensando, y es el siguiente:



   No sé si ha muchos os ha pasado, pero yo ya llevo un tiempo que, si se habla de bloggers femeninas, por narices tiene que administrar un espacio de moda. También está el hecho de que casi todas las publicaciones que veo sobre blogs manejados por mujeres, chicas jóvenes en su mayoría, son de moda (sí, también los chicos han caído en la tentación de abrir uno también, pero a ellos los veo en menor medida). Lo que me ha llevado a pensar todo esto es que las chicas que no escribimos de moda nos estamos extinguiendo, o han asesinado a las demás, o las han secuestrado, o los aliens se las han llevado para su planeta (si este hubiese sido el caso, hubiera querido ser una de las elegidas, malditos!).

  Bueno, ya poniéndonos serios, y ojo, no es que esté criticando los fashionblogs, o como se digan, que no es que esté tampoco muy puesta en ellos ya que la única finalidad que les veo es despertar un espíritu consumista que mi cartera no se puede permitir y que, aunque lo tuviese, mis pies me mandarían a porras antes de recorrerme la segunda tienda en busca de x modelito, simplemente porque no me gustan las compras ni me gusta ver modelitos. Chicas, servimos para algo más que ser maniquís, y aunque admito que la ropa es una de nuestras cartas de presentación frente a los demás y una muestra de nuestra propia personalidad, somos más que eso. Cuando entro en un blog en el que sólo veo fotos de una chica, post tras post, diciendo lo bien que lo ha pasado el día que se puso su nueva falda y posando con sonrisas forzadas, lo único que veo es eso: una chica, una falda y una sonrisa forzada. Tampoco quiero decir que toooodos sean así, me refiero a la mayoría, lo nuevo que reina estos meses por la bloggosfera. Que habrá algunas (imagino que más de las que creo) que sí, que les salga natural, que se curren el post, que se camelen los sponsor, o lo que sea que hagan las fashionblogger. 

  Y lo mismo, la chica de la sonrisa forzada de la que hablaba, en realidad es mucho más a lo que yo veo en la foto: tal vez es una luchadora nata, o es tímida, o miedosa, o se le da de lujo el ajedrez, o de pena la cocina... pero, hostia, ya que os vais a abrir al mundo 2.0 mostrad algo más que lo de fuera, también dejad ver algo de lo que sois en realidad, porque yo, ni mucho menos, me creo que estéis todo el día posando, o buscando la ropa que os pondréis para la siguiente entrada que subáis, dudo que esa sea vuestra única preocupación las 24 horas de un día. 

  Yo soy mujer, me considero bloggera por el simple hecho de tener un blog, en el que más o menos pueda publicar, pero lo tengo y escribo en él, sean mis seguidores x número o mis publicaciones x a la semana o al mes. Pero NO soy una fashion blogger
  
  Soy bloggera, y me ofende que cuando se hable de chicas bloggers tenga que ser a la fuerza sobre moda, sin pensar que puede haber un amplio abanico sobre el que puedan trabajar, porque considero que las que estamos aquí somos más que maniquís y tenemos más cosas de las que hablar que sobre ropa; que aquellos que puedan a llegar a mi rincón sin conocerme puedan verme como algo más que lo que visto, como me peino o como me maquillo y que tengo algo más que mostrar que el típico prototipo de "las chicas y sus cosas". 

  Así que, hostia, ¡las que no habláis de moda manifestaos, que me siento sola! 

 Ni yo sé la temática de mi propio blog, a menos de que exista la categoría de "cosas que se le escapan a una que no puede dormir", le iría pintado... Pero si algún día subo únicamente la foto de una blusa, lapidadme, por favor, porque no veas si estaré faltando a mi palabra de hoy. 

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