miércoles, 13 de noviembre de 2013

Me aburrí.



  Últimamente he oído mucho sobre mí que menuda envidia les doy por poder superar los malos tragos en, simplemente, medio día.  A ver, no sé cómo decirlo... No es que supere las cosas en sólo medio día, es solo que me aburro. Me aburro de llorar por algo que no tiene solución. No debería darle envidia a nadie, cuando soy tan sumamente dejada que hasta me acaso de llorar por las desgracias.

  Una mañana me desperté y la realidad me hizo la jugarreta de pegarme una hostia de narices. El caso es que, en un mismo día pasé de estar destrozada por ver que mi supuesto futuro se caía a pedazos a, cuando llegó la tarde, estar pensando en cualquier cosa que podría hacer, buscando cualquier otra vía de escape. Yo misma me implanté la idea de que, tal vez, un cambio de aires me sentase bien. Pero simplemente fue porque me aburrí de estar pensando en lo mismo, y no porque tenga el don de superar las cosas con un chasquido de dedos. Es más, aún cuando pienso detenidamente en lo ocurrido, una pequeña punzadita me atormenta. 

  Siendo sincera, voy a estar toda mi vida arrepintiéndome de lo ocurrido, pero... ¡joder! No puedo estar todos los minutos de un mismo día pensando solamente en una misma cosa. ¡Eso es demasiado aburrido!

  Prefiero esta continua búsqueda. Oye, que es más entretenido. ¿Sabéis la de cosas que he aprendido en sólo una semana?

  Los problemas sólo son problemas si nosotros los vemos como tales.






1 comentario:

  1. Yo pasé por eso hace meses. Al final te das cuenta de que no hay solución y empiezas a buscar otras salidas.
    Ya te lo dije hace tiempo, te mereces un descanso y te lo mereces más que nadie ;)

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